Una
noche de verano cuando empieza el carnaval,
mucho
fuego y desentierro de mi mal.
A
ambos lados los diablitos
que me invitan a tomar
muchos tragos, mucho vino y a
bailar.
Ya
han pasado cuatro días,
mi hígado por explotar,
ya mis piernas no responden
pero sigo igual.
Caprichosos
somos los muchachos de corazón,
Caprichosos
somos los muchachos de corazón!
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